Estudio sobre la igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito
laboral realizado en el contexto de las micropymes del medio rural
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rurales del estudio es elevado. Esta circunstancia y
el hecho de que las empresas cuenten actualmen-
te con mecanismos que les permiten una mayor
flexibilidad en las contrataciones y despidos, está
motivando que prefieran la contratación de jóvenes
(como han desvelado los datos sobre contra-
taciones), concretamente, de hombres jóvenes,
independientemente de su experiencia o cualifica-
ción, y a los que se les supone una mayor dispo-
nibilidad.
Las políticas de fomento del empleo juvenil tienen
que tener en cuenta este efecto de la persistencia
del rol de género en el ámbito rural, o plantearán
actuaciones que perpetúen esta situación o la
agraven.
¡
Persiste un mercado de trabajo segregado en
función del sexo y las desigualdades en las con-
diciones laborales de mujeres y hombres.
La segregación ocupacional es un reto por
superar en el camino hacia la igualdad. Las
elecciones profesionales de mujeres y hombres
siguen estando mediatizadas por el rol de género
y por las oportunidades de desarrollo profesional
que determinados sectores ofrecen a mujeres
y a hombres. Así mismo, y dependiendo del
sector, las empresas prefieren la contratación
de personas trabajadoras en función del sexo, y
dentro del sector, prefieren a mujeres y a hombres
en aquellos puestos para los que se les supone
más capaces. La falta de efecto de las políticas de
empleo encaminadas al logro de la diversificación
profesional se basa en el desarrollo de actuaciones
aisladas, generalmente destinada a la capacitación
de las mujeres en sectores u ocupaciones
masculinizadas, ajenas a una estrategia más global
encaminada a modificar los factores que generan
las desigualdades de género en este ámbito.
Pero además de la segregación horizontal y vertical,
el empleo femenino sigue caracterizándose por la
temporalidad, el tiempo parcial, la persistencia de
la brecha salarial y las dificultades de conciliación.
Entre las herramientas disponibles para lograr
avances en estas materias destacan la negociación
colectiva que tenga en cuenta la realidad de las
mujeres en el empleo y las medidas de igualdad
en las empresas, así como el diseño de políticas
de empleo que tengan en cuenta la situación
de las mujeres o las políticas que favorezcan la
conciliación de la vida familiar, personal y laboral.
¡
Desigualdad de género en la organización del
tiempo de trabajo, conciliación y corresponsa-
bilidad.
La creciente participación de las mujeres en el
mercado de trabajo no ha llevado consigo una
reorganización de los tiempos de trabajo. La
escasa respuesta social, empresarial y masculina
ante este cambio de comportamiento y cultura de
las mujeres ha provocado que sean ellas las que
asuman el doble trabajo y estén desplazándose de
un ámbito a otro de forma constante, intensificando
y solapando sus tiempos. Éstos vienen determi-
nados por las exigencias de la actividad mercantil
y las exigencias de la sostenibilidad de la vida, y
las mujeres, como se ha comprobado, terminan
supeditando su actividad laboral a las necesidades
del ámbito reproductivo. Para los hombres en
cambio, el trabajo de cuidados no limita su parti-
cipación en el empleo, pues en ese ámbito está
lejos de ser corresponsables.
A ello se añade la rigidez de los tiempos en el
empleo. Pese a manifestarse la voluntad de las
empresas rurales por flexibilizar esos tiempos,
la realidad es que siguen incorporando a sus
plantillas a hombres libres de cargas, o a mujeres
que ya no las tienen. Parece existir una evolución
en el discurso del empresariado, que manifiesta
reconocer las ventajas de desarrollar políticas de
conciliación, que no se trasluce en la realidad, en
