Impacto de la crisis en el medio rural: una mirada de género. - page 89

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Capítulo IV
Impacto de la crisis en las microempresas del ámbito rural
en el sector sanitario y de servicios sociales
(173,33%), y se alcanza una presencia equilibrada
en los sectores de la administración y servicios
auxiliares (100%), el comercio (94,33%) y la
educación (93,33%), en los que se ha comprobado
que existe una elevada presencia de mujeres
autónomas.
Profundizando en el perfil de las personas repre-
sentantes de las empresas de la muestra, su
distribución por tramos de edad y nivel de estudios
es la siguiente, mostrando un comportamiento
similar por GDR.
Los gráficos ponen de manifiesto, por una parte,
que más del 60% de la representación de las
empresas es masculina, independientemente de
la edad. El mayor porcentaje de representación
femenina (38,72%) se registra en el tramo de edad
de entre 25 y 45 años y el menor, en el tramo de
mayores de 45 años (33,51%), pero sin que la
diferencia sea muy importante. Este descenso
de la titularidad femenina en el tramo superior
de edad puede deberse a que estas mujeres
se incorporaron en menor medida al empleo, o
ser el reflejo de las menores oportunidades de
permanencia de las mujeres en este ámbito.
De hecho, la población inactiva femenina se
concentran mayoritariamente en estos tramos
de edad (el 74,25% de la inactividad femenina se
concentra en las edades superiores a los 45 años,
según los datos de la EPA 2012).
En cuanto al nivel de estudios, los datos ponen
de manifiesto el aumento de la representación
femenina en las empresas a medida que aumenta
su nivel de estudios, lo que corrobora el hecho
de que la formación es un factor que influye
en las posibilidades de desarrollo de la carrera
profesional de las mujeres. Destaca, además, el
elevado porcentaje de hombres representantes
de empresas sin estudios (76,12%), o con
estudios primarios (38,35%). En estos niveles se
concentran representantes de empresas agrícolas
y ganaderas (52% de hombres con estudios prima-
rios y 29% con estudios secundarios) y, en menor
medida, industrias manufactureras (36% y 16,5%
respectivamente). Son sectores, especialmente el
agrícola y ganadero, en los que los aprendizajes se
producen en el puesto de trabajo desde edades
tempranas, sin que el desempeño requiera, en
principio, la necesidad de disponer de niveles de
formación medio-alto.
En cualquier caso, es muy alto el porcentaje de
personas representantes o socias de empresas
rurales con un nivel de formación primario o sin
estudios (45% de hombres y 31% de mujeres),
especialmente si se considera la cualificación como
una de las claves para el crecimiento sostenido
de la empresa. Es un dato que cobra aún más
relevancia si se tiene en cuenta que el 50% de los
hombres y el 41,8% de las mujeres representantes
de empresas con niveles de estudios primarios o
inferiores, dicen no haber realizado ninguna acción
formativa relacionada con su empleo en los últimos
cinco años.
C. El empresariado rural y la formación
En este apartado se realiza una aproximación a
uno de los aspectos que contribuyen a la mejora
de la gestión y al desarrollo de las organizaciones
laborales, especialmente, en momentos de crisis
en los que es necesario contar con recursos para
adaptarse a los cambios y desarrollar nuevas
estrategias y procesos de trabajo que favorezcan el
mantenimiento de la actividad empresarial. En esta
línea, la formación profesional del empresariado
favorecerá su adaptación a las características y
circunstancias del mercado y el momento.
Ya se ha visto que casi la cuarta parte del empre-
sariado participante tiene un nivel de estudios
primarios o sin estudios, y que, además, gran parte
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