Impacto de la crisis en el medio rural: una mirada de género. - page 21

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Ya se ha mencionado como desde una óptica
capitalista y androcéntrica, el análisis del sistema
económico se centra en la actividad productiva,
dejando fuera de la definición de “trabajo”
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a las
tareas necesarias para lograr el mantenimiento
de la mano de obra, esto es, tareas domésticas y
familiares. A toda la población que no se encuentra
empleada o buscando empleo activamente, se la
considera, estadísticamente hablando, “población
inactiva”. Ésta categoría, además de las personas
pensionistas o quienes están estudiando, incluye
a las personas “responsables” de desarrollar las
tareas del ámbito doméstico, y que son, en más
del 90% de los casos, mujeres.
La organización socioeconómica que prevalece
estructura el mundo en dos espacios o esferas de
trabajo separadas y con distinto reconocimiento
social: trabajo mercantil y reproductivo.
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Los espacios de la actividadeconómica
En el diagrama se observa como además de
los procesos mercantiles, hay otro gran ámbito
de actividad económica que es el denominado
espacio de desarrollo humano.
Es el espacio en
el que se generan los recursos necesarios para
mantener el ámbito mercantilizado, como la ali-
mentación o la ropa limpia, por ejemplo, en el
que se garantiza que lo recursos generados en el
ámbito mercantil generan bienestar y responden
a las necesidades de cada persona, y en el que
se cubre la faceta afectiva y relacional. En él se
garantiza que las personas que acuden al mercado
de trabajo puedan hacerlo día a día en condiciones
de producir. Las tareas que lo hacen posible se
desarrollan en los hogares, concretamente, las
desarrollan las mujeres en los hogares, sin que
asuman su responsabilidad en los mismos el
estado, ni los hombres, ni las empresas.
2. Desde la perspectiva de género es necesario realizar una distinción conceptual previa relativa a los conceptos de trabajo y empleo. El concepto
trabajo
incluye todas las actividades productoras de bienes y servicios, independientemente de su retribución monetaria. En concepto de trabajo
incluye el trabajo doméstico y familiar, imprescindible para el mantenimiento de la vida. El concepto
empleo,
por el contrario, es más restringido e
incluye las actividades realizada para la producción de bienes o servicios a cambio de una remuneración. Partiendo de esta distinción es comprensible
el dicho de que
a las mujeres les sobra trabajo y les falta empleo.
3. El siguiente gráfico es una adaptación del contenido en
“Mercado de Trabajo y Género”
de Lina Gálvez, que a su vez ha teorizado hace varios años
Cristina Carrasco al identificar la esfera productiva y reproductiva como interdependiente.
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