Estudio sobre la igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito
laboral realizado en el contexto de las micropymes del medio rural
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Aunque la tabla pone de manifiesto que son las
mujeres las que se dedican en mayor medida a
las actividades del hogar y la familia y emplean en
ello más tiempo, se observan algunas cuestiones
ligadas al resto de variables.
Así, si se tiene en cuenta el tipo de hogar en el que
viven mujeres y hombres, destacan las diferencias
entre los porcentajes de padres y madres solas
que viven con sus hijos/as. En este caso, la brecha
de género alcanza los 26,8 puntos porcentuales a
favor de las mujeres (el % de hombres solos con
hijos/as que realiza este trabajo es el 65,4%). No
solo el porcentaje de hombres es menor, sino
que dedican menos tiempo que las mujeres a
su desempeño (1,38 horas menos). A tenor de
los datos, el que los padres vivan solos con sus
hijos/as no supone un aumento ni del tiempo de
dedicación ni del porcentaje de hombres que
realizan estas tareas, lo que apunta a que estén
delegando en otras personas del entorno esta
actividad, o las estén contratando en el mercado.
Los porcentajes de hombres solos con hijos/
as que realizan actividades reproductivas solo se
equiparan a los alcanzados por la categoría “otro
tipo de hogar”, en los que se incluyen aquellos
en los que viven sus mismos padre y madres. En
este caso, el porcentaje de mujeres que realiza las
actividades del ámbito doméstico desciende hasta
el 88,7%, aunque no así el tiempo de dedicación.
Ello indica, por una parte, que las mujeres ven más
opciones de liberar tiempos dedicados al trabajo
familiar cuando en su unidad de convivencia hay
otros miembros, posiblemente, mujeres, que los
asumen.
Por otra parte, desvela como el poder adquisitivo es
otro factor que influye en la posibilidadde liberar esos
tiempos. Es sabido, y se comprobará en los puntos
siguientes, como la brecha salarial es aún hoy una
de las desigualdades de género persistentes. Por
ello, cabe pensar que los hombres solos con hijos/
as, posiblemente con un nivel de ingresos mayor,
puedan estar adquiriendo servicios en el mercado
que los liberen del trabajo doméstico, opción que
tienen en menor medida las mujeres. Además, los
datos muestran como el nivel de ingresos del hogar
está directamente relacionado con la disminución
del porcentaje de mujeres que desempeñan las
actividades del trabajo doméstico, y con su tiempo
de dedicación. Por lo tanto, el contar con un
nivel de ingresos más alto permite a las mujeres
desplazar el trabajo doméstico a otras personas,
liberando parte de su tiempo, sin que se produzca
una ruptura de su rol reproductor.
El nivel de estudios es otro factor que influye en el
porcentaje de mujeres y hombres que se dedican
al trabajo del hogar y familia. En ambos casos, el
porcentaje de unas y otros aumenta a medida que
aumenta el nivel de estudios, cayendo la brecha
de género desde los 22,2 puntos porcentuales en
los niveles de sin estudios y estudios primarios, a
los 10,4 puntos porcentuales registrados en el nivel
de estudios universitarios. Lo mismo sucede con
el tiempo de dedicación. Mientras que las mujeres
sin estudios y con estudios primarios dedican
2,06 horas más que los hombres a este ámbito, la
diferencia se reduce a 1,22 horas en los estudios
universitarios. Esta caída en la diferencia del tiempo
de dedicación de mujeres y hombres en los niveles
de estudio superiores no se debe al aumento del
tiempo de dedicación de los hombres universitarios
al trabajo doméstico, sino a la disminución del
tiempo dedicado por las universitarias. Ello puede
de nuevo ir asociado a las mayores posibilidades
de las mujeres con estudios superiores de acceder
al empleo y a una mayor remuneración, lo que
aumenta sus posibilidades de acceso a servicios y
recursos en el mercado.
Estas dos variables (nivel de ingresos y estudios)
ponen claramente de manifiesto la interdependencia
entre las esferas productiva y reproductiva: a meno-
res ingresos y menor nivel de instrucción mayor
cantidad de trabajo doméstico de las mujeres como
